domingo, 15 de noviembre de 2009

Alan, en el país de las maravillas

Al enterarme del trágico caso de María Paola Vargas, la joven que, como muchos de nosotros en esta ciudad, fue víctima de la violencia en un espacio tan común para cualquiera como una simple coaster; vino a mi mente el siguiente episodio:

Año: 1998. Lugar: Bus de la Línea 87 . Hora: 7pm

Mi amiga Luisa y yo regresábamos a nuestras casas del cole y nos bajábamos en el mismo paradero - cdra 4 de la avenida Las Flores en San Juan de Lurigancho -. El bus estaba repleto y como todos los días un grupo de "escolares" estaba apostado en la parte de atrás, berreando, pintando el techo del bus, lanzando risotadas que nadie quiere escuchar, y haciendo otras cosas más. Llegamos hasta la puerta trasera, el bus se detiene y de pronto un intercambio de palabras entre Luisa y los chicos que, solo recuerdo eran del colegio Melitón Carbajal. Luisa los manda a la michi y comienza descender los 4 escalones que la separan de la calle. Un pequeño tumulto y dos segundos después, Luisa de rodillas en la acera. Bajé rauda y veloz para ayudarla y para evitar correr la misma suerte que ella, aunque debo confesar que más fue por lo segundo que por lo primero.

Luisa, estupefacta en el suelo, solo me dijo: "Me empujaron". La puerta del bus se cerró y se llevó la carga de niños que alucinaban ser los reyes faites del Melitón.


Estuve tan cerca de Luisa mientras bajaba del bus y no puedo asegurar quién la empujo, si fue uno o fueron todos.

Inmediatamente después de recordar este episodio comencé a imaginar que algo similar le sucedió a María Paola Vargas, claro que ella terminó muerta.


Año: 2009. Lugar: Coaster de ruta Javier Prado. Hora: 3pm

Viaja sola en la coaster, quizá hablando por teléfono, y de pronto una tribu de muchachos cantando y riendo descontroladamente llenan en tres segundos el vehículo. Ella se aterra, guarda todo lo que tenga de valor en un instante - temiendo un robo- y piensa: debo salir de aquí. Se para rápidamente y avanza abriéndose paso por el pasillo, gritando: ¡Baja, baja, baja!, a un cobrador, que según dicen, ya no estaba en la coaster, pues al ver subir a los barristas se hizo la pichi de miedo y se quedó en el paradero.

Los barristas la ven avanzar muerta de miedo, y dando claras señales de no querer estar en el mismo espacio con ellos. María Paola llega hasta la puerta abierta, la coaster no se detiene, un tumulto y dos segundos después, de cabeza en el asfalto.

El resto de la historia no hay que imaginársela: la prensa saltó, Alan habló, Bolón cayó. Caso cerrado

Bolón es el perfecto chivo expiatorio para tapar el problema de fondo. Con él en la cárcel estamos a salvo de la violencia de esta ciudad, del poco respeto por la persona, que encontramos en todos los espacios públicos que compartimos los habitantes de la gris Lima.

Duerma tranquilo Presidente: la violencia se acabó, tenemos gas a borbotones, nunca más Luisas y María Paolas caerán de las coasters. Hasta Alicia hierve de envidia al ver a Alan en el país de las maravillas.

Hablando de maravillas, les dejo el trailler de la película Alicia en el país de las maravillas del excéntrico y genial Tim Burton, que se estrena en el 2010. Cualquier parecido de Jhony Depp con Alan, es pura coincidencia.